
Uno de mis maestros, Yogui Bhajan, enseñaba sobre actuar y comunicar en forma “personalmente impersonal”. Quiero contarte una historia que ilustra esta enseñanza.
Hace unos días estaba en el parque, conversando con unas amigas. Hablamos de una terapeuta que se había convertido en amiga de ellas -aquí es donde converge la relación profesional y personal- somos seres humanos, en general conectamos personalmente con las personas a nuestro alrededor.
La capacidad de conectar es una cualidad muy valiosa, propia de nuestra naturaleza humana que es empática y busca el vínculo y la unión con el otro.
En esta historia, la terapeuta comenzó a cancelar cita tras cita, al parecer, justificando con excusas que eran poco creíbles. Y claro, mi amiga quería su masaje semanal porque es un momento único para ella, una inversión para priorizarse y le proporciona bienestar.
Yo no estoy aquí para juzgar la ética profesional de la terapeuta (esto da para otro artículo), pero sí para reflexionar sobre ese momento preciso en que sientes que cruzaron tu límite personal y debes practicar el decir “no”. Mi amiga decidió que había llegado el momento de comentarle directamente que ha estado faltando a las citas y las consecuencias que esto ha tenido para ella, además de terminar la relación paciente-terapeuta. Aquí es cuando digo, si seguimos perpetuando una situación es nuestra responsabilidad como mujeres. Debemos aplicar un toque de nuestra energía masculina: siendo determinadas y claras; en unión con nuestra energía femenina: haciéndolo desde el amor y el respeto. Porque poner límites es un acto de integridad para ti y para la persona con que te relacionas. Implica honestidad y valentía para enfrentar las consecuencias que tiene ser honesta contigo misma.
Ella supo poner límites y aprender a decir “no” a un servicio y una relación profesional que la estaba perjudicando.
¿En quién pensó cuando tomó la decisión de cortar la relación? Ella se enfocó en sí misma, para priorizarse, pudiendo expresar su amor al aplicar límites claros.
Tu capacidad de decir “no” es proporcional al amor hacia ti misma. El amor que somos capaces de expresar en el mundo como una realidad es la cantidad de energía consciente que está despierta en nosotras para accionar desde esa voluntad.
Si trabajas en tu “amor propio” sólo a través de afirmaciones positivas y skincare, déjame preguntarte ¿estás trabajando tus creencias mentales y limitantes a todo nivel de tu ser con estas acciones de autocuidado?.
El autocuidado y “amor propio” -un concepto que utilizo muy poco, pues siento que el amor es amor, y no es propio- comienzan
cuando tu eres tu prioridad y sin importar las consecuencias de amarte, de poner límites, estás dispuesta a seguir adelante porque has decidido por y para ti misma. Porque conoces tus principios y valores, y ese es tu límite.
Me produjo felicidad escuchar a mi amiga, quien fue capaz de atravesar la incomodidad que le producía el terminar esta relación, porque también habían establecido una relación personal en que habían ciertos sentimientos de deuda emocional.
Relacionarte de manera personalmente impersonal, como dice Yogui Bhajan, significa que puedes conectar con el otro desde tu corazón, con apertura, vinculando cuerpo-mente-emociones-espíritu, pero sin dejarte llevar por las emociones que producen apego, lo que casi siempre produce deudas emocionales y aquí aparece el punto pivote en que: o decides por ti, o decides por el otro. Pues le debes o debes cumplir esa expectativa que generó mentalmente hacia ti.
¿Qué decides tú?
¿Te gustaría vivir tus relaciones con verdadera libertad y sin deudas emocionales?
Con amor,
Gurudevta